Al infierno con dos cornadas
El León quedó eliminado y los Toros del Norte van a la final contra Saprissa.
Partidazo de Kenny Cunningham y pésimo planteamiento de Luis Roberto Sibaja
Pedro Retana Cuendis
San Carlos le dejó su lugar en el infierno a la Liga Deportiva Alajuelense tras eliminarlo ayer de la lucha por el título del Torneo de Verano 2010. Los Toros del Norte, que arrancaron el campeonato luchando por no descender, están cerca de tocar el cielo tras imponerse 2 a 1 y sellar su pasaporte a la final donde los espera Saprissa.
El León, siempre obligado a ser campeón, sumó una nueva hoja a su lista de fracasos ayudado en parte por un pésimo manejo táctico de su “entrenador”.
Luis Roberto Sibaja retocó el once titular con tres variantes tan sorpresivas como inofensivas. El juvenil José Salvatierra ocupó el lateral izquierdo en lugar del lesionado Cristopher Meneses. En el mediocampo, Ariel Rodríguez jugó como volante derecho en lugar del sancionado Kevin Sancho. Adelante Marco Ureña salió de titular en sustitución de Jean Carlos Solórzano. Muchos parches para un partido de vida o muerte. El León resintió en exceso las ausencias, dejó mucho espacio entre líneas y le cedió la posesión del balón a los norteños.
San Carlos supo abrir la cancha y vulnerar a una zaga manuda que a veces juega como en cámara lenta. Otra vez, igual que el miércoles pasado, Kenny Cunningham se disfrazó de genio para llevar a su equipo a la final.
Al minuto 31 Juan Vicente Solís mandó un centro alto desde la banda izquierda y Cunningham saltó como una liebre para rematar de cabeza y clavar el 1-0 en el marcador ante la tímida marca de José Salvatierra.
Efectivos
San Carlos quiso liquidar muy rápido el pleito y recibió un gancho que lo hizo besar la lona. Luis Miguel Valle lanzó un tiro de esquina, Kenny Cunningham peinó para atrás y Ariel Rodríguez cabeceó torcido. El balón cayó en los pies de Marco Ureña que remató a placer para empatar el partido al minuto 34.
El juego era de ida y vuelta, mucha marca, pierna fuerte pero también desborde y llegadas al área enemiga. El show de Kenny Cunningham no había terminado. Al minuto 41 el delantero norteño recibió de espaldas en el borde del área, se dio vuelta y más fresco que una lechuga le metió un pase quirúrgico a Juan Vicente Solís. El chispeante servicio de Cunningham resquebrajó a la defensa manuda. Marín tiró a destiempo el fuera de juego y Carlos Clark nunca se despertó para marcar a Solís quien recibió de zurda y definió de derecha ante la salida desesperada de Alfonso Quesada. 2-1 y explosión en las gradas.
El segundo tiempo fue un ritual de dominio rojinegro con éxito nulo por culpa de malas decisiones individuales y pésima definición. Con los ingresos de Argenis Fernández, Diego Estrada y Jean Carlo Solórzano la Liga fue un tren sin maquinista. Mucho ímpetu pero poca determinación para hacer daño. Ureña siempre eligió mal entre rematar o pasar el balón y Gabas duró un siglo para patear en las barbas de Donny Grant.
San Carlos bajó una marcha, reguló el juego y apostó por liquidar con esporádicos contragolpes. El tiempo dictó su sentencia, justo premio para el mejor equipo que pasó de luchar por el descenso a pelear por el título. ¿La Liga?, viejas debilidades, nuevo fracaso.
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