Olimpia más cerca de la 23
El Olimpia goleó 3-1 al Motagua en el primer pulso de la final del Torneo Clausura-2010
Mario Fuentes
El Olimpia se acercó a la conquista de un nuevo título al vencer con inapelable 3-1 al Motagua, en el partido de ida de la gran final del torneo Clausura 2010.
El resultado fue fiel reflejo de los sucedido sobre el engramillado del Nacional, donde el Olimpia presentó una mejor propuesta futbolística que superó el pobre desempeño de su acérrimo rival.
Con la victoria, los leones amenazan con cargar a sus vitrinas la copa número 23 de su historia y les bastará un empate en el partido de vuelta para consumar su hazaña, la primera al mando del técnico colombiano Carlos Restrepo.
El Motagua tendrá que prodigarse al máximo y salir con otra actitud en el partido decisivo, para evitar la consagración blanca.
Ya en el primer tiempo los blancos ganaban con inobjetable 2-0, producto de su mejor accionar y contundencia para resolver a su favor los errores del Ciclón, que esta vez mostró una cara diferente a lo que fue en toda la ruta.
Ya en el primer tiempo los blancos ganaban con inobjetable 2-0, producto de su mejor accionar y contundencia para resolver a su favor los errores del Ciclón, que esta vez mostró una cara diferente a lo que fue en toda la ruta.
Los azules desencantaron con una apuesta equivocada que los hizo caer en errores garrafales y el León no perdonó. Reynaldo Tilguath puso el 1-0 a los 23 minutos y Róger Rojas elevó la cuenta 2-0, sobre el descanso intermedio.
El resultado parcial no era el esperado. Se esperaba más de las águilas, al menos una lucha más pareja; pero los de Restrepo se adueñaron del protagonismo desde el comienzo con un ritmo mejor llevado y una conducta más ambiciosa.
Antes de los cinco minutos, los albos tuvieron dos aproximaciones de peligro, que presagiaban lo que se venía.
El corredor derecho de Sergio Mendoza era una avenida aprovechable para el RoRo y Ramoncito que se movían activamente por ese lado, empujados por el buen sentido de Dani y Tilguath.
En el otro lado el Motagua caía en imprecisiones, ya que Amado no tuvo una buena tarde y se desgastó en un ritmo improductivo para su equipo. Al final Primi lo mandó a las duchas más temprano de lo pensado.
El triunfo parcial del Olimpia en el primer tiempo (2-0) fue muy justo porque hizo mejor las cosas ante un Motagua desconocido.
Reynaldo Tilguath marcó el primero aprovechando un rezago de Ramón Núñez, después de un centro de Everaldo sacando partida de un error en salida de Amado Guevara.
Otro error de Sergio Mendoza agarró mal parada a la defensa y en forma inteligente el Principito corrió la banda izquierda y metido en el área, cruzó un centro que Róger Rojas alcanzó a tocar en barrida y con la puerta desguarnecida puso el 2-0.
La sentencia
Con los cambios operados, el Ciclón trabajó con mejor sentido, pero temprano se encontró con un nuevo zarpazo cuando el juvenil Róger Rojas marcó el 3-0, el segundo de su cuenta personal, con un toquecito suave y bien colocado, al defender un rezago de Núñez.
Se miraba difícil que los azules tuvieran arrestos para sobreponerse a una lucha inclinada por completo del otro lado, pero Marcelo Cabrita habilitado por Claros, achicó diferencias 3-1, venciendo a Donis con disparo bajo a un costado.
El Motagua pareció cobrar fuerzas en la medida que Olimpia se agazapaba cerrando los espacios para no permitir más contrastes en su puerta.
Sobre los 78 minutos, Diduch y Cabrita complicaron a la defensa con una serie de remates que pusieron el grito de gol en la garganta de los aficionados, hasta que el árbitro Armando Castro, de buena actuación, cortó la acción por supuesta falta a favor de los blancos.
En los últimos minutos se vio un partido más luchado. El Motagua siguió insistiendo buscando un resultado más estrecho para llegar a la vuelta con menos presión; pero la defensa merengue comandada por Fabio de Souza y Johny Palacios con apoyo de Bonieck y Walter Hernández, cerró todos los espacios sin permitir libertades, para llegar al final con una victoria inobjetable que les da cierta ventaja para llegar al partido decisivo con la moral en alto para buscar decididamente la copa, la número veintitrés de su rica estantería.
Al final el Lobo Guevara fue protagonista de otro lunar de su amarga tarde al trenzarse a empujones con sus rivales; aunque en su descargo apunto: “Sólo fui a desapartar a los campañeros que se tenían la bronca”.
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